sábado, 30 de noviembre de 2013

EL TESORO HIDRICO DEL SUMAPAZ



Lo único que había escuchado acerca de los frailejones era que en la época de la colonia gracias a estas plantas lo frailes son llamados así, puesto que de lejos estas personas por su vestuario tomaban la forma de un frailejón. Una oportunidad obligada fue la visita al paramo de Sumapaz, pero una experiencia única, a pesar de pensar en el frio, en la madrugada, también sabía que iría a un sitio único.


Estas expectativas comenzaron a superarse a medida que avanzaba en el trayecto; la primera parada, el pueblo de Usme. Un lugar dentro de nuestra gran ciudad Bogotá, pero no absorbido aun por ella, en sus calles, en la estructura de sus casas, en sus tiendas, sus costumbres y su gente, se evidenciaba el límite de costumbres y diferencia en los modos de vida.

El primer análisis importante, surgió cuando note que en medio de las montañas, que para mí siempre han representado paz, se veían las primeras señales de la mano del hombre que irrumpe en ella.



La construcción de un conjunto de apartamentos en un barrio popular como este, puede representar para muchos el progreso, la oportunidad de un hogar, un sueño realizado, en fin, el tan aclamado desarrollo.
Sin embargo, más allá se podía apreciar la vida rural que duramente lucha contra la homogenización urbana, que lucha por no dejarse absorber por la gran ciudad. Los cultivos en los patios de las casas, la plaza de mercado con productos naturales que surgieron de sus tierras y con el trabajo de sus manos.

El respeto por la vida no es tan solo no agredir al individuo, si no desde la individualidad apreciar lo que se nos ha dado, apreciar el valor de la tierra, de lo natural. Como se puede ver en la imagen, esta es una jaula construida para la naturaleza, para un proceso hermoso, sabio y natural. Los cultivos son el origen de nuestro sustento alimenticio, sin embargo, nuestra sed de codicia, de ambición, ha hecho que con químicos lastimemos nuestra tierra, las producciones a grandes niveles, no solo dañan el origen de nuestro alimento, si no la estructura de la madre que nos permitió la vida.



Es por eso que no hay nada como el sonido del agua que corre en el rio, nada más relajante que la transparencia de su agua y la mágica combinación con el entorno. La limpieza de una zona natural, es gratificante y reconfortante, esta fue una forma de concienciarnos acerca del impacto de nuestras acciones en el ambiente.

Es increíble que siendo seres sentipensantes como lo dijo algún filósofo, seamos tan inconscientes de nuestros actos, tal vez un papel no tenga importancia para muchos pero para nuestros ecosistemas si hace la diferencia.



Cada vez nos acercábamos más a nuestro destino, es increíble ver como la naturaleza te da la bienvenida con su más linda expresión, la lluvia. Para muchos una molestia pero en su momento fue un espectáculo mágico, sentir la conexión de la tierra con el cosmos a través de su liquido más sagrado el agua.

A través del camino escuchábamos como en una ocasión el páramo de Sumapaz iba a tener la cárcel de alta seguridad de Bogotá, desde lejos se pueden observar aun sus ruinas. Hubiera sido tal vez el castigo más fuerte para un delincuente, observar un paisaje tan hermoso, sin poder disfrutar de él.

El obsequio más preciado que nos puede dar la naturaleza es el agua y tuvimos la fortuna de probar el agua más pura, por lo menos para mí tenia sabor a vida. El cambio es total, en la ciudad tan solo se gira la llave, pero allí los frailejones son los que nos proveen de este líquido vital. Verla tan pura e indefensa significo mucho, pensaba que tal vez ese día estaba tomando un vaso insignificante ahora, pero codiciado y soñado en el futuro, en ese futuro poco amable que hemos sembrado desde tiempo atrás, donde ese vaso de agua será un sueño imposible.



Un espectáculo hermoso fue haber visto esta gran represa de agua natural, respirar ese aire limpio y percibir el silencio de la naturaleza. Es increíble la sabiduría de la naturaleza, todos sus elementos ubicados de una manera estratégica, que lastimosamente no supimos y no sabemos respetar, el clima frio no nos molestaba, tan solo imponía su fuerza, esa fuerza que por ahora espera pero que más adelante cobrara todo lo que le hemos arrebatado a la naturaleza.


Disfrute esa hermosa vista, disfrute de todas las riquezas con las que contamos, descubrí que somos afortunados de tener este gran tesoro, y fue una experiencia enriquecedora.


Levante la vista y descubrí que son los frailejones los protagonistas y creadores de este espacio de paz, la vista es genial, parecen pequeños copos ubicados estratégicamente para formar parte de un todo. En medio de esta cuidad fría e indolente al daño que le hacemos a esta fuente de vida, sobreviven los frailejones, salvaguardando el tesoro hídrico que se refugia en el páramo de Sumapaz.